Emma Saldaña: 31 maratones Lala + miles de kilómetros de historia

Emma Saldaña de Domínguez es una mujer duranguense originaria de Bermejillo que ha corrido 31 veces el Maratón Lala, tiene 70 años y empezó a correr hace 34.

Diana Nápoles
8 min readJul 31, 2019

Por: Diana Leticia Nápoles Alvarado.

Del lado izquierdo, la Sra. Emma Saldaña. Del lado derecho, la autora de la entrevista. Fotografía tomada por Vladimir Castañeda.

Emma Saldaña es una mujer exigente con ella misma.

Ha corrido ultramaratones en Europa y en América del Sur. Empezó en Monterrey, después ellos la enviaron representar a México en Europa. La segunda vez fue a un pueblo de Francia que se llama Brest corrió el Maratón de París. Lleva tres.

Hizo varios retos de 24 horas (correr un día entero sin parar). En Monterrey tiene un campeonato nacional de 160 km en 24 horas, en los anteriores llegó a hacer 120 km. “No sabía a qué iba, eran vueltas de 2 km y logré traerme el Campeonato a Torreón”, recuerda.

Su vida ha sido una carrera, aunque ahora corra menos. “Don Germán González Navarro (q.e.p.d.), me invitó a correr los 100 km en el Bosque Venustiano Carranza. También fui a Holanda y a Brujas, Bélgica; corrí 24 horas”.

“Cuando empecé a traer a mis hijos al colegio, mi esposo me dijo: ahí hay un bosque. Me empezó a llevar y ahí me dejaba. Yo no manejo, aunque tengamos carros. No recuerdo ni cómo me regresaba a la casa que quedaba a dos kilómetros de ahí”.

“Gracias a Dios ahí empecé en la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes). Llevaba a los niños a natación, ahí había una pista de 80 metros, le daba como 40 vueltas mientras los niños nadaban. Era como que mi pasión, no me cansaba”.

“Mi esposo estuvo en American Soft dando clase de natación, también daba de Taichí y en la Guay (de aquellos años, él ya tiene 75 años). Cuando lo conocí, antes de casarnos, me dijo: yo no quiero una señora viendo novelas ni comiendo palomitas, quiero una persona que sea deportista. Me leyó la cartilla”.

Él fue quien me inició en el deporte, tengo que agradecérselo, también a mis hijos. Mi hija era gimnasta y hace yoga, ahora ya está casada.

Siento que la corrida es el mejor deporte; te pones un par de tenis de los que quieras, la ropa que quieras traer y te pones a correr nada más que con ganas. Se empieza por algo: caminar, trotar.

Le agradezco a Dios que nunca he ido a un médico, les tengo pánico, no me siento nada mal, les tengo miedo.

Ya no corro fuerte, ahora troto. Yo tuve buenos maratones: 3:54, 3:56 horas, tuve como tres o cuatro, me descaré haciendo 4:06, 4:30 horas, ahorita hago 6, 6:10, 5:54, 5:45 horas. Siempre me han gustado las cosas bien hechas. Por eso estoy en contra de la gente que se mete. Hasta digo: bueno para qué pagan, mejor váyanse a un buen restaurante a cenar con ese dinero.

Qué representa el atletismo

Primero que nada, a Dios gracias. Disciplina, yo por ejemplo no me desvelo, no tomo, llevo una alimentación saludable. Aunque de repente unos tacos de chicharrón prensado, pero cuido mi alimentación.

El mejor refresco para un corredor es el agua. Yo tomo mucho café para despertarme, me levanto a las 5 todos los días a limpiar, a hacer una oración y luego mi esposo me deja en el bosque a la hora que se va al trabajo, él es abogado. Cuando da clases en la UA de C, entra a las 7:00 a.m., ahorita anda de vacaciones y me deja a las 9:00. Aunque haga sol ahí me quedo hasta que termine.

Siento que de todos los deportes el mejor es el atletismo, porque irrigas tu sangre desde los pies hasta la cabeza. Es uno de los mejores ejercicios. Yo le digo a los chavos que se dediquen a hacer algo positivo.

¿Quién la prepara o entrena?

Antes preguntaba. Con el tiempo que tengo, ya sé lo que tengo que hacer. A veces preguntaba: ¿cuánto corro para prepararme para un maratón? Y me decían: no te hagas, Emma, no preguntes, tú ya sabes. Me regañan porque ya sé lo que tengo que hacer. Llevo más de treinta maratones.

Aquí en Torreón hicimos los 100 km en el bosque, son 53 vueltas. Yo creo que en Torreón hicimos como cinco, en Monterrey como diez, en Europa tres, y retos de 24 horas hice como siete. Ahí fue donde hice un récord nacional. Es mejor correr 24 horas, porque los 100 km tienen tiempo límite y si no acabas, quedas fuera. En las 24 horas puedes hacer los kilómetros que tú quieras, son los más tranquilos.

Por eso a mí me gusta más lo que te exige, los 100 kilómetros, ahí tienes una cierta hora como límite para terminarlos. Hay que echarle ganas a la corrida.

¿Quiénes son tu ejemplo a seguir?

Las elite. Argentina Valdepeñas entrena muy duro en Zacatecas. También Isabel Vélez. Son mis amigas y las quiero mucho. Son las fregononas. Yo siempre me junto con gente joven, no con la gente de mi edad. Soy más acelerada.

De hombres, serían Daniel Ortiz, Cristian Zamora, Toño Olvera que ya tiene 55 años y nadie le ha quitado su primer lugar.

¿Cuál es tu sueño más grande?

Quisiera que Dios me permita vivir más y que me dé energía para ver si llego a mis 35 maratones, llevo 31.

Una vez me preguntaron cuándo empiezo a entrenar para el maratón del año que entra. Contesté: ¡Ya! Paso la meta y le camino una vuelta. Es que no hay que dejar de entrenar. He dejado en ocasiones de entrenar por un luto, o por una gripe, pero mi sueño es seguir corriendo y ver a mis hijos bien.

¿Cuál es su mayor logro?

Haber sido madre y abuela. Y seguir en las buenas y en las malas. Tengo 41 años de casada, es un logro ver a mis nietos crecer y que sean buenos chavos.

En mi familia ninguno es corredor. Tengo todas las medallas del Maratón Lala. Mi casa es pequeña, no me gusta tener tanto tiliche, cuando me cambié hace diez años a donde vivo ahora, regalé mis trofeos, tenía un cuarto lleno, ya no me cabían en la otra casa.

Algo que no soporto es que la gente diga que ha corrido un maratón y no sea verdad. Siento que es como faltarle al respeto a los corredores. Soy muy sincera. He hecho muy malos tiempos en mis maratones, ya ahora que estoy grande y cansada, me he estresado, pero termino, aunque sea arrastrándome, siento que es una falta de respeto decir que hicieron el maratón cuando no lo completan.

¿Escucha música al correr?

Escuchaba música antes en los 100 km, en los retos de 24 horas y en los maratones. Ahorita ya no. Duré como siete u ocho años corriendo con música. Ya no.

¿Tiene algún lema?

Siempre pongo algo de la biblia: “Todo lo puedo en Dios que me fortalece”, es muy bonita. Vi esa frase en un medio maratón en Chihuahua y me gustó. La camiseta con la que corro lleva siempre alguna frase.

Yo estoy enamorada de la corrida. Es bien bonito, quisiera que todos los chavos corrieran, que dejaran el antro.

¿Hay algo que le gustaría aprender?

Me gusta mucho la repostería y la cocina, es lo que me gustaría seguir aprendiendo. Nunca me gustaron las manualidades de señora. Soy muy inquieta, necesito hacer algo que me canse.

Hago unas galletas todas chuecas, pero muy ricas, de las mejores de aquí.

Cuéntenos algunos de sus recuerdos más felices en el atletismo

Fui a correr a Mazatlán un medio maratón. Y no se me va a olvidar, ahí andaba un grupo de chavos que me dijeron: Oye Emma, ¿cuál vienes a correr? Les dije que el medio maratón. Y me dicen: ¿No te puedes extender al maratón completo?

Les dije: ¿Por qué?, ellos contestaron: Porque queremos, luego te decimos por qué. Nosotros te vamos a pagar la inscripción, te vamos a cuidar y a dar todo lo que necesites.

Como yo traía fondo, dije que sí. Cuando iba entrando a la meta, me pasó lo mismo que en mi primer maratón: no podía entrar a la meta porque tenía un nudote de la emoción. Me dijeron: jamás nadie ha corrido un maratón aquí por la humedad. Y yo lo corrí.

En Mazatlán tuve mucha suerte, desde que empecé vi una camioneta que me iba cuidando; me daban agua, chocolate, coca. Cuando llegué a la meta estaba un señor al lado mío, elegantón. Cuando llegué en primer lugar, el señor que me cuidó me dijo: “soy empresario, fui a un negocio a México, me trataron bastante bien y dije: con la primera mexicana o mexicano que vaya, le voy a pagar eso y más”. Esa afortunada fui yo. Recuerdo que incluso me pagó el hotel un día más.

En Panamá corrí un maratón, yo iba por medio nada más, pero llegando allá me dijeron: oye Emma, te conocemos, corre el maratón completo, tú traes. El que corre un maratón en Panamá ya no le cuentan. Es el peor maratón de calor en el mundo.

Yo odio el calor, no puedo dormir con calor. Pero me mentalicé a que lo iba a correr y lo logré.

También he tenido muertos antes o el día de los maratones y así me he ido de todos modos a correr el maratón. Me he salido de la funeraria para correr y regresar, echarme un regaderazo e ir un rato a la misa. Son golpes duros, golpes que da la vida, que hasta dices: no, ahí en el maratón no. Me han tocado bodas y muertos el día del maratón. Pero es parte de la vida, aquí estamos hoy, mañana quién sabe.

¿Cuál fue su primer maratón?

Don Germán González Navarro (q. e. p. d.) me dijo: Emmita, estoy viendo si hacemos un maratón aquí en Torreón. Entonces empezamos a decirle a la gente. Yo corría tres distancias al año, de entre 37 y 40 kilómetros, porque no era un maratón completo.

Corrimos como con 300 personas la primera de esas distancias. Si ahorita tengo 34 años corriendo, en ese entonces tenía como tres o cuatro, pero empecé a correr mucho. Gracias a Dios nunca he tenido ningún problema en mi casa. Mi esposo siempre me ha dado permiso, porque yo soy de permiso, así me gustó ser: Es mejor por las buenas porque por la mala no saca uno nada como mujer. Mi esposo fue deportista toda su vida.

De lunes a viernes entreno, a veces también los sábados o voy a carreras los domingos. El maratón sale de entrenar.

¿A qué le tiene miedo?

A nada, ni como corredora. Los corredores somos bien tremendos, vagos, inquietos. Yo soy catequista, entonces cuido mucho mi imagen. No me gustan las cosas indebidas, pero tampoco soy asustada.

¿Cuál ha sido su mayor locura?

Hace seis o siete años fui a Mazatlán con un grupo de Atlética y me subí a una moto acuática. De repente ya no se veía la orilla, el que iba manejando me dijo: ¿no tiene miedo? Le dije que no. Pero cuando ya no vi tierra, le pregunté si nos podíamos regresar. Dijo que sí. En la noche tuve pesadillas y pensé: si me he muerto por acá… Para mí esa fue una locura.

Cuando llegué a Torreón, porque soy de Bermejillo, me dijeron: a qué no te avientas de un trampolín. En el rancho no había albercas. Y me aventé. Soy bien aventada.

Quiero decirles que sigan un poco mi ejemplo como deportista y como persona, creo que también he dado buenos frutos, agradezco a Dios que estoy sana, tengo una vida buena y estoy muy contenta con mi corrida.

Twitter: @diananapoles

*Texto escrito en julio de 2019.

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Diana Nápoles
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Written by Diana Nápoles

Comunicóloga, lectora y cronista en entrenamiento

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