Fotografía que contagia

Reconstruir un imaginario con miedo

Diana Nápoles
11 min readDec 28, 2016

Por: Diana Leticia Nápoles

Tras haberse ubicado en varias ocasiones como la región más violenta del país, en los últimos años, la sombra de la inseguridad no sólo afectó la imagen de La Laguna en México, sino también el comportamiento de sus habitantes, quienes se encerraron por miedo.

Como tratamiento para reconstruir el imaginario, varios grupos de la sociedad civil reaccionaron para invitar a la gente a retomar las calles y las plazas, uno de ellos fue el colectivo f/Laguna, quienes desde la imagen, han contagiado de optimismo a miles de personas de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo.

Armados con cámaras, luces, chalecos llenos de baterías y un estudio portátil, más de una docena de fotógrafos inició un proyecto para invitar a los laguneros a tomar las calles, gritar a los cuatro vientos lo que significa pertenecer a esta región, y contagiar de optimismo al mayor número de personas posible. El resultado, un colectivo que en seis meses ya cuenta con un acervo de más de mil quinientas fotografías profesionales de estudio, que narran lo que quieren, sienten y anhelan los habitantes de esta zona metropolitana.

UNA FRASE, UN SIGNIFICADO

La pregunta que dio inicio al proyecto fotográfico fue: “¿Qué es ser lagunero?”. Al principio, la respuesta era una palabra, pero después hubo quienes prefirieron hacer un dibujo o escribir una frase. “Un chavo puso puntos suspensivos. Era grafitero y dijo: ‘Yo no quiero poner nada, para mí ser lagunero son puntos suspensivos, que cada quien imagine la palabra que quiera’, dijo. También han dibujado al Cristo de las Noas y la Puerta de Torreón”, comenta Cristina Carrillo, integrante del proyecto.

Al inicio de la actividad, las fotografías eran individuales, pero después hubo grupos hasta de cinco personas que pasaban a fotografiarse juntas. “La idea es pegar las imágenes impresas en papel bond por toda la ciudad. Están en un formato de 12 por 18 pulgadas, tamaño tabloide, todas son en blanco y negro y se van poniendo aleatoriamente, es decir, no llevan una secuencia o un orden”, explica la fotógrafa.

En el proyecto han participado por igual tanto hombres como mujeres, además de niños. Entre las palabras y frases que las personas escriben están: orgullo, felicidad, paz, identidad, familia, amistad, mucho calor y Santos Laguna. Uno de los fenómenos con los que el colectivo se encontró, fue la necesidad de las personas por escribir algo positivo, expresando lo que sentían, ya fuera un anhelo, sentimiento o deseo común.

En las primeras sesiones, uno de los participantes escribió la palabra «contaminación», ante ello, los integrantes de f/Laguna le pidieron que expresará aspectos positivos de la región; sin embargo, se dieron cuenta que más allá de la palabra, la gente también mostraba un deseo porque las cosas cambiaran, ya que vivían en un entorno donde no encontraban espacios para expresarse.

“Siento que la gente lo ve como una descarga psicológica de lo que está viviendo en su interior, y al escribir su frase en la pizarra, se sienten liberados de la carga que les dejó la violencia y la delincuencia. Es como una forma de tranquilizarlos, ya que participar es el equivalente a haber ido a confesarse o con el psiquiatra y que les diga: ‘Sí, estás bien, estás curado’. Creo que les da una sensación de vaciarse”, comenta el fotógrafo Miguel Espino.

Los integrantes de f/Laguna reflexionan desde su experiencia, acerca de los miles de mensajes que han registrado, donde se encuentran con las ganas de quienes desean compartir su sentir, mensajes positivos que también representan las necesidades de cada persona. “Nos da la impresión de que las frases son el reflejo de las carencias que se experimentan tanto de manera personal como colectiva”.

PARA TODOS

La mayoría de las personas que ya forman parte de “Súmate Laguna”, están en un rango de edad de 13 a 40 años. Para poder darse a conocer, este colectivo de fotógrafos comenzó realizando sus secciones en puntos estratégicos como la calzada Colón de Torreón. Una de las integrantes comenta que al principio la gente pensaba que se trataba de una actividad relacionada con un partido político, ya que instalaron su cabina cerca de las casillas electorales. “También nos dimos cuenta que cuando sólo había hombres tomando fotos, las personas no se acercaban, como que les daba miedo”, explican.

Para los integrantes del colectivo no ha sido fácil que las personas se dejen retratar, porque finalmente saben que su cara quedará expuesta, sin embargo, cuando conocen un poco más del proyecto y toman el gis, se arman de valor y usan su frase como un arma que busca combatir algo que no está bien. Esto ha permitido que otras personas se acerquen y se animen a participar escribiendo lo que perciben.

¿CÓMO PARTICIPAR?

Las ganas de decir algo, de unirse al coro de una mayoría que busca encontrarse entre las buenas intenciones, es la única condición que se necesita para formar parte de esta iniciativa social, que tiene su telón de fondo en la fotografía. Incluso, se han fotografiado a personas que no son de La Laguna, porque están de visita, y en su caso también escriben en la pizarra lo que percibieron de la ciudad. “Eso también es importante porque nos dice cómo nos ven”, comparte Cristina.

En lo referente a las percepciones que han tenido otros fotógrafos de la región respecto del proyecto, los integrantes dicen que han sido positivas, en el sentido de que se han podido organizar para trabajar por un mismo objetivo. Muchos comentarios en la página de Facebook del grupo, hacen referencia a la capacidad de unión que han tenido los miembros de “Súmate Laguna”.

“Incluso nos han enviado mensajes de otras ciudades para preguntarnos de qué se trata el proyecto, pues quieren conocer cómo surgió la propuesta, así como la mecánica del trabajo. Por supuesto, nos alegra mucho, ya que nos confirma la universalidad no sólo del proyecto, sino de otras sociedades como la nuestra, que también han pasado trances muy complicados por cuestiones de violencia e inseguridad”.

LA PRIMERA FOTOGRAFÍA

La primera vez que el colectivo f/Laguna salió a realizar la actividad fue el 5 de junio de este año. El grupo inició a raíz de una caminata que se llama Worldwide Photo Walk, que realiza un grupo de fotógrafos en Torreón desde 2009.

En 2012, varios fotógrafos coincidieron durante esta caminata, mientras cazaban imágenes en una ciudad llena de miedo, en la que ellos mismos tenían que salir acompañados. Fue entonces cuando se dieron cuenta que tenían la misma inquietud de integrar un grupo para trabajar más allá de las vanidades y los egos, donde no hubiera distinción entre los que tenían mayores o menores conocimientos en el área, intentando que todos apuntaran sus lentes hacia la búsqueda de la identidad.

Así fue como del árido suelo semidesértico, nació el colectivo f/Laguna. “Como grupo nos interesa tener seguridad para salir tranquilos a tomar fotografías y continuar nuestra labor, ya que después de la ola de violencia dejamos de trabajar. En lo personal, yo me salía a la calle y fotografiaba, pero ya no tengo esa confianza, ahora salgo con mis compañeros y juntos vencemos el miedo”, cuenta Miguel Espino.

Lo primero, fue darse cuenta de cómo habían surgido otros grupos de participación ciudadana que buscaban rescatar el Centro Histórico. “Dijimos: ‘¿Por qué no hacemos algo para aportar nuestro granito a la sociedad?’. Así fue como propusimos aterrizar una idea en beneficio de La Laguna, desde nuestro oficio con la imagen”.

Los integrantes hicieron una lluvia de ideas donde plasmaron lo que significaba ser laguneros y así fue como surgió la misión del proyecto. Después, se puntualizó que las percepciones de los participantes se expresarían a través de una frase o un dibujo que serían puestos en una pequeña pizarra. A partir de ahí, las diferentes funciones de logística y organización comenzaron a repartirse entre los integrantes de f/Laguna.

Mientras unos se encargaban de armar la cabina, otros hacían las pizarras, los volantes o se ocupaban de conseguir lugares. “Para no aventarnos directamente a la calle, empezamos a buscar a otras agrupaciones que usamos como referentes, con la finalidad de darnos a conocer y que nos empezaran a tener confianza, luego vimos que no necesitábamos estar con otro grupo, y que podíamos lanzarnos por nuestra propia cuenta”, explica Miguel.

El arranque fue un poco difícil, pues la reacción natural de las personas cuando se les solicitaba pararse frente a la cámara fotográfica era: “¿Para qué la quieres”, razón por la que el colectivo comenzó acudiendo a los eventos donde se concentraban un mayor número de personas. “Nos empezamos a dar a conocer y llegamos al punto en que el entusiasmo de la gente nos permitió trabajar sin necesidad de estar anunciándolo a través de nuestras cuentas en redes sociales”, narra Miguel.

Los integrantes del proyecto “Súmate Laguna”, son: Amaya Martínez, Cristina Carrillo, Humberto Rodríguez, Santiago Grijalva, José Manuel Álvarez, Raúl Madrid, Manú Cortéz, José Luis Arroyo, Paola Grijalva, Ángel Pérez, Rafael Sánchez, Rubén Garza, Tomás Regueiro, Gerardo Silveyra, Mafer Wong, Vicente Camarillo, Fernando López, Héctor Luévanos, Alejandro Salazar y Miguel Espino.

CRÓNICA DE UNA SESIÓN

Primero, se decide la ubicación y se empiezan a enviar invitaciones a través de las redes sociales. Luego, se llega al lugar y se instala una cabina de fotografía portátil que los miembros del colectivo bautizaron con el nombre “Los huesos de blanca”, ya que se trata de una especie de telón cuya estructura está hecha con tubos de PVC.

Después de armar la cabina, se cuelga una tela blanca que pende como fondo de las imágenes y se define quiénes tomarán las fotografías, quiénes llevarán las pizarras, los encargados de sostener y asegurar la cabina en caso de vientos fuertes, así como los operadores de luces. “Llevamos gises, un trapito para limpiar las pizarras, volantes y comenzamos a invitar a la gente a que se anime a participar”. Los miembros de f/Laguna comentan que al principio las personas se les quedaban viendo, pensando que se pondrían a vender algo. Normalmente, los encargados del staff son los que toman la iniciativa de acercarse a la gente.

El grupo comenta que hay personas que no pertenecen al colectivo pero que también están en disposición de ir con sus equipos para ayudar a tomar fotografías. Una vez que los del staff se han acercado a la gente, les proporcionan un volante donde hay información acerca del proyecto, de esta forma los interesados comienzan a hacer fila. “Llega un punto en que ya no es necesario estar anunciando con volantes, sino que llega la gente y se forma para participar”.

Para Cristina Carrillo, miembro de f/Laguna, es complicado trabajar en la calle, por eso, ellos partieron de la idea de llevar a cabo una actividad que motivara a las personas a salir a las calles, una invitación que surgió como una necesidad por volver a tomar la ciudad. “Es como darnos ánimo por el hecho de estar viviendo la misma situación y encontrarnos con que otros están sintiendo lo mismo que nosotros”.

Las primeras veces, los huesos de blanca aún no estaban bien afianzados y se caían con facilidad, pero conforme el tiempo ha pasado, el trabajo se ha ido organizando de mejor manera. Al principio, la cabina era cerrada como una casilla para que nadie pudiera ver al que estaba participando, pero después se dieron cuenta que era mejor que se montara como una estructura abierta, para que la gente que fuera pasando pensara que si esa persona lo hizo, ella también podía participar, entonces abrieron la cabina, que terminó convirtiéndose en una especie de telón, con una tela blanca de fondo.

El grupo no trabaja con una sola cámara, todos llevan la suya y durante la sesión varios miembros del colectivo realizan las fotografías. “Depende de la gente y del lugar donde nos pongamos, por sesión podemos hacer entre 70 y 200 fotografías, dependiendo de la afluencia de la gente, incluso hay quienes llevan a sus mascotas para salir en la imagen”, cuenta Cristina.

LAS REACCIONES

Las personas que se acercan a f/Laguna durante las sesiones, preguntan de qué se trata, por qué lo están haciendo o dónde pueden adquirir sus imágenes. Quienes aceptan participar, saben que su foto se exhibirá en algún muro de la ciudad. “Es un intercambio muy pequeño de ideas, pero luego la gente te dice «Ya vi unas fotos en un muro y yo también quiero estar»”.

La intención es intervenir la calle, para generar una reacción positiva entre los transeúntes. Como toda iniciativa de la sociedad civil, una de las principales barreras que ha tenido que sortear el grupo, ha sido la de solventar los gastos que significan imprimir y pegar las imágenes, ya que hasta el momento todo el trabajo ha sido patrocinado por los mismos fotógrafos.

Respecto de las identidades de los participantes, el colectivo no registra los nombres de las personas, pues es un trabajo anónimo. “No tenemos sus datos personales, porque la fotografía es un lenguaje universal y no hemos tenido necesidad de pedirles sus datos”, dicen. De las más de mil quinientas imágenes, alrededor de cien ya están exhibidas.

A largo plazo, los integrantes del colectivo han pensado en vender las fotografías a un costo simbólico para que puedan seguirse imprimiendo. La intención es que una vez capturada la imagen, antes de que pase un mes ya pueda verse pegada en algún muro de la calle, para que no pierda vigencia entre el público. “El último paso es que la veas y que otros te vean, que nos demos cuenta del eco que tienen las inquietudes de los ciudadanos, además de contagiar a otras personas cuando ven alguna fotografía del proyecto”.

Una reacción común de los ciudadanos que se encuentran con este ejército de fotógrafos, ha sido la sorpresa. “Pensamos que estamos sufriendo solos las consecuencias de la violencia, pero luego nos damos cuenta de que hay otras personas que también siente lo mismo y eso causa sorpresa, se reconocen desde una necesidad o un miedo y desde la nostalgia que todos sentimos, así como del anhelo de volver a las calles con seguridad y andar como sin nada”, dice Cristina.

Entre los participantes se puede ver curiosidad, pero también una especie de satisfacción. Después de haber tomado la fotografía, la gente se va con la alegría de haber aportado algo, de haber puesto su granito de arena. “Una de las cosas que veo es que van y se buscan en los muros, como una forma de decir, ‘Yo también participé, ¿dónde está mi foto?’. Y veo que se ponen a reflexionar sobre lo que están viviendo”.

SÚMATE MÉXICO

Para el grupo, el siguiente paso sería lograr que la experiencia se replicara en otros estados, contagiar a otros grupos de fotógrafos, para poder realizar un intercambio.

Otro de los propósitos es invitar a los laguneros que están fuera a participar de manera individual enviando sus fotografías. “La intención es que este proyecto no se quede en algunos puntos de la ciudad sino que abarque todas las comunidades, queremos desplazarnos también a ejidos por muy lejanos que se encuentren. La idea es documentar este momento de coyuntura que estamos viviendo en La Laguna”.

Para “Súmate Laguna” sería importante que los laguneros que no habitan en la región participaran; además, que este movimiento pueda reproducirse en otros estados, incluso que se fomente en todo el país. “Es momento de sumarnos y de multiplicar esfuerzos como mexicanos y como laguneros. Se trata de fomentar valores en los jóvenes, así como todo lo que nos permita salir delante en lo que estamos viviendo. La intención es que a través de la fotografía podamos crear conciencia para cambiar nuestra percepción de la realidad”.

Lo que empezó como una lluvia de ideas de un grupo de amigos, se transformó en una iniciativa, que más allá de los protagonismos, hoy cuenta con un acervo de laguneros que desde una de las regiones de México donde la violencia ha causado más dolor, miles de ciudadanos buscan reconstruir el imaginario de una sociedad, con palabras que parecían haber desaparecido del lenguaje regional: amor, paz, orgullo, solidaridad, esperanza…

Twitter: @diananapoles

Texto publicado en la revista catorcenal Siglo Nuevo del periódico El Siglo de Torreón el 14 de septiembre de 2013.

Enlace a publicación: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/913158.html

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Written by Diana Nápoles

Comunicóloga, lectora y cronista en entrenamiento

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