México. Tú
‘En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro hombre’. Octavio Paz
Por: Diana Leticia Nápoles
¿Dos Méxicos? ¿Cuántos vemos a diario mientras nos trasladamos a donde sea que tengamos que ir? Hay quienes hablan de dos naciones, divididas por su ideología, economía y estilo de vida, pero lo cierto es que México no es la imaginación de un solo hombre. México no tiene una sola identidad.
El otro México: ¿quién es el otro? ¿El que nos mira de lejos cuando caminamos con prisa? ¿El que sale a peregrinar por las calles en señal de tributo a su religión? México es un mundo condensado en cada uno de sus habitantes, una mezcla de quién sabe qué portentosos ingredientes que, en conjunto, configuran una cultura y unas características nacionales.
Lo cierto es que cuando uno se queda mirando con cuidado, alcanza a entrever que del México moderno se asoma sigiloso otro que no habla, pero que sí se ve. ¿Cuál es el México con el que hablamos a diario? ¿Qué nos dice? ¿Qué ideas lo emocionan y cuáles lo trastornan?
Tenemos un país que se estremece casi con los mismos problemas a diario. Uno se acostumbra a leer las plumas y a escuchar las voces que repiten cada vez con mayor intensidad los temas que todos conocemos. Nepotismo, abstencionismo, impunidad; no dejan de ser parte de nuestra cotidianidad. Las buenas intenciones nunca serán suficientes para que la realidad sea distinta, aunque también es verdad que nos hemos especializado en adoptar un pesimismo intransigente, que parece no abandonarnos.
“Nadie sabe la forma del futuro: es un secreto” escribe Octavio Paz, pero lo cierto es que ese futuro del que muchos hablan está siendo construido y decidido por cada una de las manos que este día se levantaron y salieron a lanzar su grito o a librar su propia batalla.
En su libro, El país de uno, Denise Dresser escribe que “Alguna vez, el periodista Julio Scherer García, le pidió a Ernesto Zedillo que le hablara de su amor por México. El expresidente no supo qué contestar. Hoy es probable que muchos mexicanos tampoco sepan cómo hacerlo.” ¿Por qué Zedillo no pudo nombrar ni una sola idea que explicara ese significado? ¿Qué le respondería usted a ese periodista?
Tampoco digo que hay que despertar con un entusiasmo que no se siente, ni que la vida será otra sólo por desear que así sea, lo que digo es que ese México que se mira en los ojos del que está sentado a nuestro lado tiene derecho a ser distinto y a darse otra oportunidad. La deuda de Coahuila no va a desaparecer por cambiar nuestra actitud, ni dejaremos de leer los accidentes de cada día, pero tampoco el pensamiento pesimista va a resolver ni uno solo de esos hechos.
Quizá lo único que de verdad está en nuestras manos es no creer que no hay nada que hacer; al contrario, cada día hay más formas en que podemos involucrarnos, levantar la mano y sentirnos parte de la construcción de las soluciones. Hoy estrenamos un día. Y, ¿qué estamos haciendo diferente para que esta realidad también lo sea?
Este país nos reclama, a todos, cada uno con las aportaciones que le son propias. Todos estamos en esto y de todos debe ser el esfuerzo. Los problemas no son pocos, ni sencillas las soluciones, sin embargo, qué diferente sería empezar a colaborar y hacer patente nuestra participación; decirle a México que hoy las derrotas y victorias son nuestras también.
¿Y qué es lo que cada uno puede ofrecer? No sé. Odiaría no tener nada; ni una frase original, ni una idea nueva, ni otra alegría que la que se improvisa de vez en cuando… Pero sé que algo bueno he de encontrar, y si no, ya va siendo hora de que invente, al menos, algo que no haya visto.
Twitter: @diananapoles
Texto publicado en la sección La Laguna del periódico El Siglo de Torreón en 2013.
Enlace a publicación: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/817619.mexico-tu.html