Palíndrom-o-mordnílap
Entrevista al palindromista y ensayista lagunero Gilberto Prado Galán
Por: Diana Leticia Nápoles
Ingenio, poesía y geometría, hacen posible la creación de palíndromos, que son frases o palabras que se leen igual hacia adelante y hacia atrás; el palíndromo más conocido es “Anita lava la tina”, pero no es el único ni el primero.
El torreonense Gilberto Prado Galán, ensayista y poeta, es autor del libro “Efímero lloré mi fe” (2010), que incluye 26,162 palíndromos (nótese que la cifra es la misma al revés) clasificados por orden alfabético; además, ahí aparece el palíndromo más largo de la lengua española, titulado “Así la vida daré”, que consta de 2,711 palabras, “Todo este texto es un solo palíndromo, con historias y personajes”, puntualiza.
Gilberto, piensa que el palíndromo no es un género literario, sino más bien una matriz verbal simétrica para la emergencia de diversos textos, tales como poemínimos, aforismos, novelas o cuentos cortos. “Yo me desdoblo en el ensayo y la poesía, por ahora estoy escribiendo una novela-ensayo sobre la presencia del mal en el mundo a la que todavía no le pongo fin”, expone.
Al hablar sobre sí mismo, Gilberto usa una frase de Borges que dice “Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca / aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach”, con ella explica que su vida consta de un amplio catálogo de actividades, que comprenden la Coordinación de Difusión Cultural en Ibero México, sus actividades como padre de familia, trabajar la literatura en sus ratos libres, así como escribir breves crónicas sobre deportistas.
“Procuro inventarme cada día de manera distinta a través de la escritura, porque tengo una curiosidad malsana -si se le puede llamar así- para ver lo que los demás no suelen ver. Me gusta dejarme sorprender por la vida, por ello me ciño a un verso de Jorge Cuesta que dice, ‘Apenas fiel como el azar prefiera’. Siempre estoy buscándole ángulos inéditos a la realidad”, comenta.
Entre sus más recientes publicaciones está el ensayo Los ojos de la medusa, donde reflexiona sobre el cerebro y las diferentes partes que conforman el rostro humano, vistos desde el punto de vista del poeta-psicólogo. “Es un libro en el que aparecen cuatro personajes que están azorados por lo que ocurre en México respecto de los decapitados”, expresa.
Gilberto es miembro de la Sociedad de Palindromistas con sede en Barcelona. La historia de cómo empezó a escribirlos tuvo lugar en el café Benavides de la calle Morelos, de Torreón, donde el Ing. Héctor Matouk hacía palíndromos, “Yo le pedía las claves, hasta que un día me dijo: ‘Mira, alterna consonantes con vocales, además puedes prolongar el palíndromo desde el centro hacia los extremos’, y así inicié con esa curiosidad. Luego me topé con el libro Palindromía, de Miguel González Avelar, que para mí fue fundamental, donde leí teoría sobre palíndromos” recuerda.
“Ahora, escribirlos se ha convertido en una monomanía desquiciante; por ejemplo éste: ‘Anita sedosa paso desatina’, ayer vi la palabra ‘desatina’ e inventé ese palíndromo. Mientras estoy leyendo cualquier cosa sé si puedo hacer o no un palíndromo con esas palabras. En un día he escrito hasta 84 palíndromos”, declara.
“Para mí es una facilidad que mucha gente detesta o desprecia. Umberto Eco decía que el palíndromo, el anagrama, el calambur y todos los juegos de palabras, sirven para mantener la mente despierta y funcionan como gimnasia mental, así que estar escribiendo palíndromos me ayuda a mantener viva la imaginación. ¿Qué otra utilidad tienen? Ninguna más, santa inutilidad de la belleza diría el poeta”, confirma.
Gilberto menciona que uno de sus palíndromos favorito es este: “Os reto, late Prado así rosa cara no dará poeta, flor olfateo para donar acaso risa o dar pétalo terso”, pues cuando lo escribió se dio cuenta de que tenía congruencia semántica, además de que aludía a su apellido. “Es como un desafío y un manifiesto, lo inventé hace muchos años y, a pesar de que tiene una longitud considerable, eso no se traduce en falta de sentido, pues entre más extenso sea un palíndromo, la consecución de un sentido que el lector celebre es más difícil también”, señala.
Entonces, ¿cuál es el primer paso para quienes nunca se han aventurado a leer de reversa, como ocurre en el mundo de los palíndromos? Gilberto recomienda hacerse como niños, “Julio Cortázar, decía que el palindromista debe tener un espíritu de ingenuidad, por eso creo que el mundo de los palíndromos pertenece a los niños”, comparte.
Al referirse a su ciudad natal, Gilberto dice que “Curiosamente, las letras que forman la palabra Torreón, componen también la palabra ‘Retorno’, no sobra ni falta ninguna letra para escribirla. El anagrama de Torreón es ‘Retorno’, entonces yo suelo retornar a la Comarca Lagunera”.
Twitter: @diananapoles
Texto publicado en la sección La Laguna del periódico El Siglo de Torreón el 17 de abril de 2013.
Enlace a publicación: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/860577.html