Parteaguas
Por: Diana Leticia Nápoles Alvarado
Me gusta mucho la palabra “parteaguas”. Siento que por primera vez en mucho tiempo puedo usarla. Estamos viviendo un parteaguas. Parte las aguas, parteaguas, partir los caminos de las aguas, partir el agua.
Observo muchas cosas que saltan a mi vista, porque no tengo idea de cómo van a irse acoplando a nuestra cotidianidad. Pienso en mis dos hermanos pequeños, una tiene catorce y el otro diez. ¿Cómo va a ser este año para ellos? ¿Realmente regresarán a clases el siguiente ciclo escolar?
Pienso en sus amigos, a los que no han visto en meses. Mi hermana se graduará de secundaria este verano, no habrá ceremonia, ni alguna fotografía con sus amigos de generación que la haga recordar ese momento. Se perderá de esa experiencia.
Mi hermano empezaba a tomar afición por las carreras a las que recién hace meses comencé a llevarlo. Diana, ¿cuándo iremos a otra carrera? No sé cómo contestarle. Le digo que ojalá pronto.
A la edad de ellos, hacía muchas cosas sin permiso, como agarrar la bici e irme a pedalear horas por todo el barrio, me gustaba pasear por calles en las que nunca había estado para ver cómo eran las casas de allá, o ver si había perros que corretearan a mi animal de dos ruedas. En estas circunstancias, ellos no pueden practicar ese tipo de escapes, al menos no por unos meses.
Mi hermana cumplirá 15 años en septiembre. A mí no me gustaba la idea de tener una quinceañera, ni la quise, pero ella sí. Es posible que no ocurra, no como la tradicional quinceañera con un vals ridículo e inolvidable… O quizá sí, aún no lo sabemos.
¿Cuándo voy a abrazar de nuevo a mis abuelas? ¿Cuándo cederá la mirada acusadora de proximidad con los demás mientras elegimos frutas en el supermercado? Por momentos la distracción me hace olvidar el 1.5 m de burbuja salubre. Me encantaba pasar cerca de desconocidos para percibir su olor, ahora, con cubrebocas en cada salida, oler el ambiente es extraño y complicado.
Han surgido nuevas formas de incomodidad, nuevos prejuicios. “¡Van sin cubrebocas por la calle! Irresponsables. Se acercó demasiado a mí, me tocó al darme la feria, al extenderme su producto”. Nuevas modalidades de invasión física y territorial están inscribiéndose en nuestra geografía mental.
Aún no soy capaz de reconocer todos los cambios que sucederán ni las consencuencias que viviremos, tampoco me atrevo a imaginar cuántos meses o años tendrán que pasar para que aterricemos en un planeta un poco parecido al que teníamos antes de que este virus se escabullera con la rapidez que nos ha mostrado.
Nuevos duelos nos atraviesan cada día. Hacen falta muchos capítulos y muchas pequeñeces que organizaban nuestra rutina, algunos mucho más duros e importantes que otros, desde luego.
Adiós a que alguien obstruya la puerta del elevador que va abarrotado para que entres en el apretujo y puedas subir. Habrá que esperar el siguiente viaje y entrar en una cabina con pocos, si no es que a solas.
Estamos viviendo un parteaguas.
Twitter: @diananapoles
*Texto escrito el 23 de mayo de 2020.