Pasión en movimiento

Columna de opinión

Diana Nápoles
4 min readDec 29, 2016

Por: Diana Leticia Nápoles

Danza. Movimiento fugaz que se disuelve en cuanto deja de ser ejecutado. Fuerza que acomete nuestro cuerpo para darle ritmo, composición y hacernos crear a través de nuestras acciones en el aire. Rebelión que surge de nuestras pasiones y nos hace hablar a través de una sucesión de ideas puestas en movimiento.

“La danza es una entidad viva que genera alrededor de ella ciertos movimientos humanos, además de que por sí misma nos atrae para que sigamos realizándola. La naturaleza de la danza está dentro de nuestra inclinación entre quienes estamos en contacto con ella. Asimismo, es una de las artes más exigentes porque involucra el cuerpo, entonces la línea de vida tiene mucho que ver con la duración de nuestra carrera”, comenta Aarón Rivera, quien forma parte del proyecto Impulso Interno Escénica Contemporánea, propuesta independiente desarrollada por bailarines y coreógrafos de la Comarca Lagunera desde hace tres años.

“Existe una idea bastante simplista que la gente utiliza cuando trata de explicar la danza contemporánea como una reacción en contraposición al ballet. La danza contemporánea puede tener tantas variantes como creadores existan, porque depende de lo que el coreógrafo haya querido experimentar en cuestiones formales, de movimiento, de composición, de significantes y significados”, expone Aarón, quien también tiene estudios en la carrera de actuación y fotografía.

Los fundadores de Impulso Interno son: Aarón Rivera, Christian Leyva y Tania Sánchezviesca, quienes ahora son dirigidos por Enrique Alamillo. “Lo más claro que tengo sobre la danza es que se trata de algo sui géneris. Tuve contacto con el arte desde pequeño como espectador, a través de mi familia, sobre todo de mi tío, Víctor Cortez, quien fue la primera persona que vi bailar danza contemporánea en el teatro Mayrán, ahora Alfonso Garibay, lo cual me causó un profundo impacto. Antes de comenzar a practicarla me parecía que era algo complejo, distante, como de otra dimensión”, dice.

La danza contemporánea busca comunicar a través de secuencias de movimientos ideas, sentimientos, emociones y propuestas sobre diversas temáticas, las cuales van desde las urbanas hasta las históricas o costumbristas. El cuerpo es el vehículo de expresión de este arte.

Aarón explica que, “Como coreógrafo debes encontrar tu propio lenguaje y forma de componer”. Alguna vez el maestro de coreografía, José Federico Castro, quien participó en el Movimiento Mexicano de Danza Moderna (1965), dijo: «El que tenga algo que decir, pues que sea coreógrafo, el que no, que no lo sea». En Torreón, los antecedentes de la danza contemporánea comenzaron en los años setentas, por tanto, se practica desde hace 45 años por lo menos.

Entre las referencias con las que se cuenta en La Laguna sobre danza está la maestra Magda Murguía, que inició en la Casa de la Cultura de Torreón en 1979, también están Lourdes Arroyo y el bailarín y coreógrafo Jaime Hinojosa, quien llegó a la Casa de la Cultura de Gómez Palacio y actualmente dirige la compañía de danza “El Mezquite”.

“La danza actual apunta más a una especie de desmitificación de este arte, es decir, la gente puede hacer danza, a pesar de sus circunstancias, ya sean de estatura, complexión, preparación, entre otras”, expone Aarón.

En lo referente a las funciones sociales de esta expresión se encuentran las de formar y provocar. “La danza en sí misma genera y despierta elementos en diferentes niveles, no es sólo una cuestión externa que se refiere al cuerpo, sino que está implícita en la formación de las personas, ya que cambia su manera de integrarse al mundo o las situaciones”, confirma.

Uno de los propósitos que se persiguen es lograr que los proyectos artísticos evolucionen de ser sólo una representación a convertirse en proyectos sociales. Prueba de ello son los espacios en los que incursiona la danza, haciendo nacer una consciencia corporal, tanto en el público, como en sus participantes. “Primero reconoces tu cuerpo, lo sientes, y entonces te das cuenta de que tu cuerpo tiene un valor; si respetas tu cuerpo también aprendes a respetar el de los otros. Si las mujeres que sufren violencia intrafamiliar o abuso tuvieran esta formación no permitirían que nadie ejerciera violencia contra ellas, porque reconocerían el valor que tiene su cuerpo”, comparte.

“La danza es una entidad viva a la que puedes tentar, con la que te puedes involucrar o simplemente dejarte seducir por ella. Pero también tienes que atreverte a crear”, expresa Aarón.

Bailando, danzando, nos volvemos movimiento y al mismo tiempo ampliamos los alcances del lenguaje corporal, a través del cual podemos comunicar nuestros significados y dar lugar a experiencias que se viven y se sienten con todo el cuerpo.

En Twitter: @diananapoles

Texto publicado en la sección La Laguna del periódico El Siglo de Torreón el 6 de marzo de 2013.

Enlace a publicación: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/846528.html

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Written by Diana Nápoles

Comunicóloga, lectora y cronista en entrenamiento

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