Redefinir la belleza

Cuerpos marcados por historias

Diana Nápoles
14 min readDec 26, 2016

Por: Diana Leticia Nápoles

Por todas partes la publicidad marca modelos, prototipos y tendencias. Mujeres en bikini, con cabello largo, piel firme, rostro perfecto y un cuerpo en el que no hay rastros de grasa por ninguna parte, imágenes que se reproducen en revistas, anuncios, espectaculares y cualquier espacio que busque vender algo.

¿Qué hay de las mujeres «reales»? Esas que no miden 90, 60, 90. Las que deciden ser madres y quedan marcadas de por vida con los estragos del embarazo, cuyos efectos dan testimonio de las historias que su cuerpo ha vivido.

EL PODER DE LOS ESTEREOTIPOS

Un embarazo trae consigo muchos cambios en el cuerpo de la mujer, desde la aparición de estrías, celulitis, crecimiento de los senos, flacidez en el abdomen y una serie de alteraciones que van dejando marcado su cuerpo.

Hay quienes recurren a cirugías estéticas para aminorar estos efectos, haciendo uso de tecnologías para reconstruir los tejidos que se han dañado o que ahora son demasiado flexibles. Los tratamientos quirúrgicos más frecuentes se realizan en los senos y en el abdomen, ya que después del embarazo, la piel que se estiró para adaptarse al tamaño del bebé, vuelve a contraerse, pero no recupera su estado anterior, sino que algunas veces queda flácida. Incluso, algunas mujeres consideran necesario eliminar lo que ven como un exceso de piel y grasa en el vientre.

Por otro lado, un embarazo también puede llegar a dejar cicatrices, generalmente cuando se practica una cesárea, la cual deja una marca por la incisión que se realiza en el abdomen. Éste es el tipo de cicatrices que las mujeres intentan esconder. Incluso hay quienes optan por no volver a usar un bikini, pues les apena exhibir esa huella de la maternidad.

¿Qué sentimientos puede desencadenar la falta de aceptación de algunas mujeres? En primera instancia, se produce un sentimiento de rechazo hacia su propia imagen, así como una baja autoestima que puede llegar a provocar ansiedad y desórdenes alimenticios. Un cuerpo después del parto tiene historias que contar, cada línea dibujada en esa piel representa un acontecimiento, un capítulo que ha sido parte de aquella vida.

EL NACIMIENTO DE UN PROYECTO

Jade Beall, una fotógrafa norteamericana, radicada en Tucson, decidió romper con el estigma de las marcas, retratándose semidesnuda junto a una amiga, con la intención de mostrar la belleza natural de su cuerpo, sin retoques o arreglos digitales hechos con software como «Photoshop».

Jade buscaba compartir la otra cara de la maternidad, lo feliz que se sentía por ser madre de dos pequeños, quienes aparecen con ella en una de las imágenes, hecho que dio inicio a todo un proyecto de escala internacional. En su blog, la fotógrafa comenta que al subir esa imagen buscaba que la gente conociera sus cicatrices, sus líneas y que entendieran que esas marcas tenían una historia que contar.

Jade subió la imagen a su blog de fotografía y después subió a Facebook la imagen de una amiga que también participó en la sesión. En esta imagen, la mujer aparecía con marcas en el vientre, donde además tenía a sus dos hijos abrazándola. Las fotografías generaron un efecto viral inmediato, pues miles de personas comenzaron a compartirlas, además empezó a recibir cientos de correos de mujeres que le contaban sus percepciones, así como lo entusiasmadas que se sentían por querer tener también una foto de sus cuerpos después del embarazo.

“No tenía idea en qué me estaba metiendo cuando publiqué la foto de mi amiga tomada en el estudio. Antes había estado publicando fotografías mías después del nacimiento de mi hijo, para mostrarle al mundo lo que estaba ocurriendo con mi cuerpo, y a través de esto me di cuenta que había miles de mujeres que también querían compartir las historias de sus cuerpos”, narra la fotógrafa.

Actualmente, Jade ha fotografiado a más de setenta madres, además ha escuchado historias de todo tipo, en las que otras mujeres cuentan sus problemas de anorexia o bulimia infantil. Incluso Jade escuchó la historia de una mujer cuya madre le dijo que era demasiado gorda para ser bailarina, otras que se sienten poco atractivas porque creen que sus pezones son imperfectos o porque perdieron demasiado peso después del período de lactancia.

Hasta ella han llegado historias de mujeres que han sido víctimas de abuso sexual, adolescentes y jóvenes adictas a alguna sustancia debido al rechazo que viven porque nunca se sintieron bellas; otros son casos de mujeres que sufrieron cáncer de mama después de su primer embarazo, así como la pérdida de un bebé al nacer, lo cual les dejó un vientre agrietado, que al mirar les hace recordar constantemente la vida que no pudo ser.

“Puede haber tantas historias ocultando a una mujer en nuestra cultura. Sin embargo, tenemos la habilidad de modificar nuestros conceptos e ideas para sentirnos valiosas, creer que somos hermosas y formar parte de una comunidad de personas que desean compartir la belleza y alegría de este mundo”, explica en su sitio web.

La creadora del proyecto ofrece sesiones fotográficas profesionales a todo tipo de mujeres de manera gratuita. “Todas las mujeres fotografiadas son voluntarias que quisieron contar sus historias para ayudar a otras mujeres a ver su propia belleza; en algunos casos se trata de madres que se han enfrentado a pérdidas o que están sanando después de haber vivido situaciones difíciles. El proyecto tiene la intención de redefinir la belleza, nuestro cuerpo, nuestro mundo, a nosotros mismos y a las familias”, señala.

La fotógrafa quedó impresionada con la cantidad de respuestas que generó en cientos de mujeres de todas partes al compartir aquellas imágenes a través de las redes sociales. En ese momento se dio cuenta de que tenía que ponerse a trabajar, pues acababa de descubrir una gran oportunidad para realizar un proyecto social y humanista de gran alcance, cuya misión es redefinir la idea que hemos aprendido de la «belleza» del cuerpo femenino, la cual se ve influenciada por la gran cantidad de impactos visuales a los que nos vemos sometidos todos los días.

“Mi objetivo es ayudar a que las madres se sientan dignas, que se sientan bellas”. Jade confesó en algunas entrevistas con medios extranjeros, que desde que nació su primer hijo, ella prefirió esconder su vientre. Sin embargo, otro de los propósitos del trabajo que está llevando a cabo es lograr que sus hijos tengan una idea realista acerca de cómo lucirán sus esposas (cuando sean adultos y estén por ser padres) después de tener hijos. Jade comenta que ninguna persona debería sorprenderse al ver las fotografías del cuerpo de las decenas de mujeres que ya han participado y que forman parte de este proyecto.

“«Cuerpo bello», es un movimiento de mujeres celebrando sus cuerpos en constante cambio”. Los proyectos futuros de Jade son continuar preparando otros volúmenes de publicaciones, donde se narren las historias de cómo las mujeres enfrentan el envejecimiento, el cáncer, problemas alimenticios, entre otro tipo de situaciones.

MEDIOS Y FINES

Para que Jade Beall pudiera llevar a cabo su cometido, se valió del apoyo de un sitio de financiación colectiva, por medio del cual los interesados realizan donaciones de manera voluntaria. «Kickstarter» es una plataforma web donde las personas muestran sus creaciones y establecen una meta económica con la cantidad de dinero que buscan conseguir a través de las donaciones, para poder llevar a cabo sus proyectos.

Fue gracias a este sitio que más de mil personas respondieron a la petición de Jade y empezaron a realizar sus donaciones, gracias a lo cual el proyecto “Cuerpo bello” pudo recaudar casi tres veces más que la cantidad inicial que se estableció como meta.

Hasta el momento Jade ha reunido más de 58 mil dólares para crear el primer libro sobre las historias de las madres, así como un sitio electrónico donde las mujeres puedan seguir compartiendo sus historias y generen interacción. Al respecto, la fotógrafa ha dicho que prefiere que sea un proyecto público en lugar de tener algún respaldo corporativo.

El resultado del proyecto será un libro con cien o más fotografías en blanco y negro de mujeres que han sido madres, las cuales irán acompañadas con sus historias de vida y las de sus cuerpos. Los textos estarán presentados a manera de relatos, poemas o ensayos, a través de los cuales estas mujeres invitarán a los lectores a recorrer con ellas su viaje personal, en el que irán expresando sus sentimientos acerca del concepto de belleza que tienen, así como el significado de esta idea. De igual forma, las fotografías intentan retratar la belleza natural de sus cuerpos.

¿QUIÉN ES JADE BEALL?

La estadounidense, confiesa que adquirió un profundo gusto por la fotografía gracias a un profesor de secundaria, el Sr. Halfmann. Jade define sus imágenes como «medicinales», ya que intentan ser una especie de «cura» para todas las mujeres cuya percepción de la belleza ha sido distorsionada o impuesta por la publicidad y otros medios.

Por ello, considera que su proyecto podría ayudar a la curación de las mujeres que no tienen el suficiente amor por sí mismas, haciéndolas volver a sentirse bellas e insustituibles, tal y como son, sin necesidad de editar sus imágenes con herramientas de retoque. Jade dice que a través de la maternidad, que ha representado para ella una especie de viaje, ha encontrado un fuerte deseo por hacer conexión y crear vínculos con otras mujeres en un nivel mucho más profundo y significativo.

El proyecto “Cuerpo bello” (‘A Beutiful Body Project’ en su idioma original) está integrado por una serie de libros y una plataforma de medios de comunicación en línea, dedicados a la mujer y su imagen corporal, donde ellas puedan compartir sus historias sobre la maternidad, el envejecimiento, el cáncer, abortos, la obesidad, pérdida de peso, dismorfia, entre otras situaciones.

El primer libro de la serie será publicado en enero de 2014. “Mi sueño es ser parte de un movimiento que nos impulse a ser más amables con nosotros mismos y con los demás”, declaró Jade en una entrevista para The Huffington Post.

Para la autora cada persona tiene dos historias que contar, la de su vida y la de su cuerpo. Desde luego, la historia del cuerpo irá dando testimonio de esa vida que quizá no nos permitimos expresar de manera contundente.

UNA REVALORACIÓN DEL CUERPO

“Cuerpo bello”, busca reconstruir y restaurar la autoimagen y estima femeninas, cambiando la percepción negativa que muchas mujeres tienen sobre su apariencia, lo cual termina causándoles efectos nocivos en su salud, seguridad y autoestima. Desde luego, hay muchos factores que influyen en esta percepción, como la opinión de las personas que nos rodean, la representación que le damos al cuerpo a través de las emociones y las valoraciones que van adoptándose respecto de lo que es considerado adecuado.

La intención es que el primer libro tenga éxito para que continuar en la fotografía, impulsando la creación de otros volúmenes. Durante el embarazo, una mujer tiene que vivir el ensanchamiento de su vientre para poder dar espacio al crecimiento del ser humano que se forma en su interior, por ello es natural que su complexión, peso, talla y la textura de su piel cambien, pues realmente se experimenta una especie de «estiramiento».

El hecho de hacer que una madre se sienta avergonzada por su apariencia después de un parto, puede causarle un sentimiento de fracaso o de rechazo hacia lo que otros perciben cuando hacen referencia a su cuerpo. Generalmente, las mujeres se preocupan por regresar al estado anterior de su cuerpo después del parto, lo cual llega a causarles insatisfacción o frustración cuando no lo consiguen.

Ella publica en su sitio web que ser madre ya es lo suficientemente difícil como para preocuparse por tener un cuerpo socialmente catalogado como «bello». Además de que las madres tienen muchas otras ocupaciones como estar al pendiente del desarrollo, educación y alimentación de sus hijos.

La imagen corporal es un constructo, es decir, la idea que cada persona construye acerca de su cuerpo, y puede cambiar de acuerdo a las experiencias que se vayan teniendo. Dentro de los factores que intervienen en la formación de esta imagen están los sociales y culturales, uno de ellos es la creencia de que las mujeres tienen que ser delgadas. Por otra parte, se encuentran los modelos familiares, que es donde se van predisponiendo ciertas actitudes hacia las características deseables que debe tener un cuerpo.

‘NO NECESITAMOS DAR A LUZ PARA SER MADRES’

Tiffany, una de las mujeres que aparecerán en el libro de Jade, es una madre de 45 años. En su historia relata cómo fracasó en sus tres intentos de embarazo, sufriendo un aborto tras otro. Al respecto, se cuestiona, “¿Realmente importa cómo me convertí en madre? Llevé a cabo tratamientos de fertilidad, tomé pastillas, inyecciones y consumí hormonas”, escribe.

Cuando Tiffany vio por primera vez a su hijo, mientras cortaban el cordón umbilical que lo conectaba a su madre biológica, narra haber quedado profundamente marcada. “No podía dejar de observarlo. Mi corazón irradiaba felicidad. Éste fue, y sigue siendo, el día más feliz de mi vida. El vínculo había comenzado”.

Tiffany expresa que ella es una «madre real» aunque no haya dado a luz. “Tuve que llorar por no ser capaz de procrear. Trabajé duro en terapia, además tomé parte en todo el proceso de traer a mi hijo al mundo; ayudé a escoger al donante de esperma, atendí las citas con el doctor antes de la concepción, estuve ahí el día que mi hijo fue concebido”, cuenta.

Tiffany ha sido una madre en todos los sentidos; ha cambiado pañales, cuidado la alimentación de su hijo, lo ha entrenado para ser independiente, además de llevarlo a la escuela y al médico. Ha trabajado en sus lecturas y habilidades matemáticas. “Para mí, la maternidad tiene que ver con el amor incondicional que sólo una madre tiene hacia su hijo”.

Cuando Jade le enseñó algunas de las fotografías que le había tomado, Tiffany dijo: “¿Cómo pudiste sacar a esa mujer que vivía dentro de mí?”. Al respecto, la norteameriana contesta que ella no hizo nada, sólo reflejar lo que veía, “una belleza irremplazable”.

LULANI Y SUS HIJOS: LA PRIMERA FOTO

“Este cuerpo ha tenido muchos sueños… Desde el inicio ha sido cosquilleado, rasgado, apaleado, complacido. Alguna vez se me enseñó que era una prisión, algo que castigar, domesticar, controlar y temer. Este templo corporal ha sido abusado, rechazado, mal dirigido, pero ha resurgido de las cenizas y me ha perdonado”, escribe Lulani, la amiga de Jade, cuya primera fotografía provocó el efecto viral.

“Desde el momento en que sentí el espíritu de mi hijo implantarse en mis entrañas, supe que era tiempo de parar esta sangrienta guerra que había tenido, viendo cómo los ríos secos se extendían amplia y profundamente a través de la tundra de mi adolorida piel”.

En su historia, Lulani escribe que desde su primer embarazo ella sabía que aquellas marcas que quedaron plasmadas en su piel formaban parte de una historia que su cuerpo quería contar. “No importaba lo que hiciera, mi cuerpo estaría marcado para siempre, creando una noble leyenda que mis hijos podrían leer a través de él. Ahora, ellos adoran este vientre mío, porque pertenece a los tres”, dice Lulani.

A través de sus palabras, la amiga de Jade da testimonio de cómo se sintió al descubrir los cambios que ha sufrido tras dar a luz a su hijo. Es consciente de que esas marcas y estrías llevan consigo la historia de su cuerpo, que no sólo forma parte de ella misma, sino también de sus hijos, quienes se alimentaron y formaron en ese vientre.

“A medida que mis hijos crecen, me quedo de pie frente al espejo por primera vez en nueve años. Debo admitir que al verme quise preguntarme dónde había quedado el cuerpo que tenía hace algunos años, pero ese día tenía a mi hija viéndome, así que hice lo que cualquier mamá haría, decir que era hermosa tal y como estaba”.

LA MATERNIDAD, UN PROPÓSITO DEL CUERPO

“Debió haber sido una época en la que pasé de la aceptación sin esfuerzo, a la inseguridad y torpeza de una chica adolescente, ¿fue a los nueve o a los trece? No recuerdo”, dice Nicole Meade, quien en su historia relata cómo cuando era una adolescente no tenía sentimientos positivos acerca de su cuerpo. “Me sentía torpe, indeseada, poco atractiva y extraña. No me apreciaba ni me sentía apreciada por nadie”.

Ella narra que sus pechos eran demasiado grandes comparados con los de otras chicas, así que se encorvaba. Asimismo, cuenta cómo después de ser víctima de abuso sexual infantil, se esforzaba por no ser sexualmente atractiva. De la misma forma, intentaba desligarse tanto como le fuera posible de su propio cuerpo, por lo que no concebía la idea de embellecerlo o celebrarlo.

Para Nicole sus hermanas eran hermosas y creativas, mientras que ella era la que tenía buenas calificaciones; la divertida, la amable. Recuerda que no hablaba con otras personas sobre cómo se sentía acerca de su cuerpo, además no tenía relaciones cercanas con otras mujeres, se sentía intimidada o inferior a ellas y mantenía a la gente a un brazo de distancia.

Cuando se embarazó de su primer hijo, desarrolló un nuevo respeto por su cuerpo, pues descubrió que podía hacer crecer a un bebé sano, darlo a luz naturalmente y nutrirlo. Cuando nació su segundo hijo, lo observaba con cierto orgullo, al pensar que ella había ayudado a crear algo tan hermoso. Nicole expresa que cuidar a sus hijos sanó su propio sentido de escasez, de falta, de una infancia. Con el nacimiento de sus hijos, ella sintió que su cuerpo tenía un propósito, un trabajo por hacer.

“Aquí había algo (dar a luz, amamantar) en lo que yo no era peor que cualquier otra mujer. No se me ocurrió sentirme «menos». Mis hijos eran felices, generosos, maravillosos, así que confíe en que lo estaba haciendo bien”, explica.

Para Nicole, convertirse en madre le abrió la puerta de la autoaceptación. La maternidad hizo una abolladura en el escudo que utilizaba para mantener a la gente fuera, el cual la hacía sentirse fea y poco talentosa. Después de 14 años de crianza, Nicole Meade confiesa que finalmente ha logrado verse en la luz en que la perciben sus hijos, donde es merecedora de amor y considerada una compañía valiosa.

“He usado el coraje que ellos me dieron para arrojar mi antigua vida, con sus viejas historias y limitaciones, dentro de una pared de ladrillos, para caminar lejos, limpia, sólo llevando las cosas que importan. No siempre amo mis estrías, arrugas o defectos físicos, pero siempre admiro y amo a la mujer que se los ha ganado. Este cuerpo es donde vivo y escojo vivir ahora cada pulgada de él”.

PREJUICIOS VIGENTES

Jade fotografió a Paula como parte de su proyecto, y al día siguiente Paula le envió un correo donde le contaba que había hablado con su madre acerca de su sesión fotográfica, lo cual hizo que ella se sintiera horrorizada ante la noticia, preguntándole si sus amigos verían aquellas imágenes.

La madre de Paula le dijo lo repugnantes que le resultaban las mujeres obesas, además de contarle una experiencia que tuvo en la escuela de enfermería, donde había tenido que trabajar con una mujer que tenía sobrepeso, lo cual le resultó tan aberrante que sólo comió ensalada y huevos cocidos por un mes. Después, le contó que su cuerpo le producía tanto rechazo hacia sí misma desde que engordó, que se negaba a estar desnuda frente a cualquier persona y que había dejado de aceptar invitaciones a salir porque se sentía repulsiva.

A todo lo anterior, Paula sólo respondió: “Mi cuerpo es increíble, y es mío. Es el mapa de mis experiencias y mi existencia. ¿Por qué tengo que sentir asco por él, sólo porque cargo más que las demás personas?”, le dijo.

A pesar de que la madre de Paula se sentía avergonzada por la participación de su hija en el proyecto, Paula no se retractó de hacer parte con sus fotografías. Jade piensa que las mujeres necesitan fortalecer a otras mujeres para sentirse bellas. Además, reconoce que hay bastante controversia alrededor del peso, pero cree que las personas no tienen por qué avergonzarse mutuamente, sino inspirarse unas a otras, pues cada vez que alguien cuida de otra persona, ocurre una sanación.

EN BÚSQUEDA DE UNA BELLEZA UNIVERSAL

Sin duda el tema de la belleza persiste en el imaginario colectivo, donde se han implantado ciertos cánones y parámetros desde los cuales la gente se ha acostumbrado a emitir juicios, pero siempre quedará la oportunidad de redefinir la idea que se tenga sobre este concepto, para ampliar la mirada y establecer cuáles son las características que queremos ver presentes en nuestro propio cuerpo y vida.

CÓMO SER PARTE DEL MOVIMIENTO

Todas las personas de cualquier país que deseen compartir su historia puede acceder al sitio web de Jade Beall, y escribir cómo se sienten acerca de su cuerpo, qué esperanzas y sueños tiene para las futuras generaciones de mujeres, si han pasado por alguna cirugía o si tienen alguna marca de parto y lo que esto representa para ellas, si han tenido algún aborto involuntario, entre otras cuestiones, para ir narrando las historias de sus cuerpos.

Asimismo, la fotógrafa ha invitado a los académicos, escritores, artistas, teóricos y todas las personas que desde sus contextos puedan aportar algo al proyecto, a enviar sus artículos para que sean incluidos en el libro que prepara. Algunos de los temas para mandar historias y textos son: imagen corporal, construcción de autoestima, el poder de los medios de comunicación, historia de los derechos de las mujeres, la búsqueda de la belleza natural, la construcción de un movimiento consciente, entre otros.

Twitter: @diananapoles

Texto publicado en la revista catorcenal Siglo Nuevo del periódico El Siglo de Torreón, el 31 de agosto de 2013.

Enlace a publicación: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/908254.%20html

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Diana Nápoles
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Written by Diana Nápoles

Comunicóloga, lectora y cronista en entrenamiento

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