Un puñetazo en el ojo
Columna de opinión sobre el cartel popular
Por: Diana Leticia Nápoles
Todos los días caminamos por la calle mientras un montón de imágenes nos atropellan o salpican la mirada. Hay anuncios y carteles tapizando los muros de gran parte de las casas y edificios. Pero, ¿cuál es la razón de ser de toda esta comunicación visual que inyecta nuestras pupilas?
“La función básica del cartel es informar, por tanto, cualquier pedazo de papel con un mensaje puede ser considerado un cartel”, explica Luis Sergio Rangel, quien estudió la maestría en comunicación visual en la Universidad Simón Bolívar de la Ciudad de México y la licenciatura en diseño gráfico.
Luis comenta que en la cultura popular es muy común que se utilicen materiales como cartón fluorescente y marcadores. “En el diseño gráfico el cartel tiene otros parámetros. Pero también se vale de elementos de la cultura popular para su composición, por ejemplo, se pueden usar tipografías de la calle para diseñar un cartel”, expresa.
Cuando hablamos de las características que debe presentar un cartel bien diseñado, Luis explica que su primera condición es que debe ser informativo. “Puede llevar alguna tipografía con la intención de dar a conocer un mensaje, pero también puede realizarse a través de una imagen, o haciendo una combinación de ambas”, señala.
Cuando un cartel sólo utiliza ilustración, la imagen debe comunicar algún contenido o significado al espectador, de forma que resulte informativo. La segunda característica del cartel es su composición. Un trabajo con buena composición se reconoce al mirarlo, pues resulta atractivo y agradable a la vista, además de que su mensaje es claro y simple. “En un cartel hay varios puntos focales, los cuales atrapan la atención del espectador en mayor medida. Se trata de elementos o información clave que el diseñador busca destacar, es decir, hacer que brinque”, indica.
Sin embargo, la mayoría de los carteles le dan prioridad a la imagen, la cual debe atrapar la atención e interés del «mirón», la información que incluya debe estar jerarquizada, dependiendo del grado de importancia de la misma. Luis Sergio recalca que el cartel es un complemento, por ejemplo, remite al espectador a otras fuentes como una página web o un teléfono, para obtener información más detallada. “Hay un error clásico que se repite en los clientes, ellos quieren incluir toda la información en su cartel como si fuera un volante, pero en realidad este medio es un complemento, es como la punta del «iceberg» de la idea que se pretende transmitir”, puntualiza.
Por otra parte, un cartel puede ser digital, no tiene que ser impreso. Con el gran auge que las redes sociales han alcanzado, los formatos tradicionales están cambiando. Ahora contamos con impresiones digitales en diversos soportes.
UN POCO DE HISTORIA
En México la cultura popular es muy importante e influye bastante al diseño gráfico. “Esta carrera se fundó en los sesentas, pero antes de que fuera oficial ya había grabadores e ilustradores, ahí está José Guadalupe Posada, que hacía carteles, podríamos decir que era diseñador gráfico porque informaba a través de sus imágenes”, cuenta Luis Sergio.
Otro de los exponentes del cartel mexicano es Vicente Rojo, que hacía portadas para libros y carteles. “Los creaba intuitivamente porque no estudió diseño”. También está Rafael López Castro, que hacía carteles con temas culturales. “Hay muchos diseñadores que con el tiempo han ido creando escuela, por ejemplo Alejandro Magallanes, que fundó una nueva línea gráfica, que ahorita está teniendo mucha influencia”, expone.
El primer cartel se produjo en París, aunque hay investigaciones que lo atribuyen a otros lugares. “Estamos en una época tan revuelta que, al igual que con el arte contemporáneo, puedes toparte con un cartel que tenga un estilo de hace 200 años, pero actual, no hay una sola tendencia definida, tenemos influencias de todas partes; por ejemplo, muchos intentan diseñar como Magallanes”, que es un diseñador e ilustrador egresado de la ENAP, representante mexicano en la Bienal de Cartel, quien cuenta con reconocimiento a nivel internacional.
Otros de los principales exponentes del cartel mexicano son Gustavo Amézaga, Germán Montalvo -que se orienta más a la producción de cartel cinematográfico- Santiago Solís Montes de Oca, diseñador e ilustrador, con especialidad en diseño editorial por la Escuela de Diseño del INBA, y Santiago Robles Bonfil, licenciado en diseño y comunicación visual por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
En la opinión de Luis Sergio, el cartel mexicano es bastante arriesgado. “Hay una nueva cultura de tipografías hechas a mano. En otro tiempo, eso era considerado como algo infantil, pero estos diseñadores ya demostraron que saben seguir las reglas y ahora las superaron”, destaca.
Finalmente, otra de las características del cartel es que tiene una producción amplia, porque busca informar a un público masivo. Y a diferencia del póster, que decora, pero no informa, el cartel busca esto último. “Es como un puñetazo en el ojo del espectador. Eso es lo que debe ser un cartel, un golpe de color que llame tu atención”.
Aunque el cartel haya sido uno de los primeros medios de comunicación en surgir, su edad no determina el grado de permanencia en nuestra cotidianidad. Porque ¿cuándo fue la última vez que hicimos un cartel para decir que buscábamos a una mascota extraviada o que vendíamos algún objeto?
Twitter: @diananapoles
Texto publicado en la sección La Laguna del periódico El Siglo de Torreón el 21 de agosto de 2013.
Enlace a publicación: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/904722.html