Vizcaya
Relato
Por: Diana Leticia Nápoles Alvarado.
Estoy segura de que mis pies nunca habrían llegado a ti si no me hubiera empeñado en darle vuelta a aquella página.
La primera vez que te tuve de frente me quedé callada. Recorrerte agotó mis quejas, quedé exhausta a un nivel que aún desconocía. Me dejaste desarmada, ni siquiera estaba segura de por qué estaba ahí, pero dejar mis pasos en ti me vació de alguna forma.
Tuvieron que pasar varios meses para que volviera a ti. Te recordaba con cierta nostalgia, pero también con recelo. ¿Cómo regresar a un lugar que te exigió de aquella manera? ¿Para qué?
¿Quién necesita ir por una paliza voluntaria?, pensaba.
Yo.
Yo necesitaba, pero me negaba a admitirlo, como casi siempre hago con todo. Y entonces volví. Era una tarde de julio, un seis de julio. Era sábado y hacía calor.
Confieso que sentí que no podría volver a hacer lo mismo que el año previo, mezclarme en tus entrañas me asustaba un poco. Porque verte es reconocer que eres majestuosa y digna del respeto más firme.
Llegué intimidada, pero con la certeza de que aquello me vendría bien. Tuvieron que pasar más de seis meses para admitir que te extrañaba. Y ahí me tenías de nuevo, a tus pies, tratando de recrear en mi recuerdo los caminos por donde me colé aquella vez.
Toda tú encierras un aire de misticismo. O quizá no sea eso. Eres un espacio para olvidarse de uno mismo, para deshacer el tiempo y construir otro. Eres un recoveco al que uno llega con ideas feroces y donde se encuentran otras más amables.
He recurrido a ti en más de una ocasión…, una de aquellas tardes, recuerdo, con el alma rota pero las piernas firmes. No sabía a dónde encaminarme y supe que era a ti a quien debía recurrir. Entrar en tu intimidad me llenó de calma, me ayudó de nuevo a vaciarme. Te quedaste con no sé qué sensaciones que me agobiaban y a cambio me entregaste serenidad, fuerza y calma para intentar otra vez.
Tu silencio es uno de los regalos más valiosos. Siempre me recibes con esa deliciosa quietud, como una ducha que te restaura en más sentidos de los que podrías imaginar.
Entre más veces vuelvo a ti, más agradecida me siento de haberte encontrado. Espero poder seguirte conociendo y descubriendo poco a poco más de tu ruda belleza.
Gracias.
Twitter: @diananapoles
*Texto escrito el 21 de diciembre de 2019.